Modelo de Presupuesto en Ciencias de las Remodelaciones (Primera Parte)
Una vez que los objetivos del proyecto de remodelación se han definido con claridad, y se han completado los levantamientos necesarios, disponemos de un panorama comparativo entre la situación actual y la deseada. A partir de ahí, corresponde elaborar el listado de partidas que deben abordarse para convertir ese diagnóstico en un presupuesto.
En esencia,
hacer un presupuesto significa proyectar hacia el futuro el costo total de
transformar un espacio mediante la remodelación, con el fin de alcanzar el
resultado esperado. Para que este presupuesto sea confiable —es decir, que
refleje lo más fielmente posible los costos que realmente se presentarán
durante la obra—, quien lo prepare debe estar profundamente familiarizado con
el proceso constructivo específico de la remodelación en cuestión. De esa
comprensión depende tanto el análisis correcto de las partidas involucradas
como la elaboración final del listado completo de ellas.
Definición de
partida
En este
documento, entenderemos por partida:
“La unidad
básica en la que se desglosa un presupuesto de obra. Corresponde a un concepto
o actividad claramente identificable dentro del proyecto (por ejemplo:
demoliciones, cimientos, instalaciones eléctricas, acabados de pintura). Cada
partida reúne todas las actividades, materiales, mano de obra, equipos y costos
asociados necesarios para ejecutar esa parte específica del trabajo.”
Partidas
dimensionales y adimensionales
Las partidas se
cuantifican utilizando diferentes unidades, según convenga para su análisis
dentro del presupuesto. En función del tipo de unidad empleada, podemos
dividirlas en dos grandes categorías:
Partidas
dimensionales → aquellas que pueden expresarse en función de longitud, área o volumen.
Partidas
adimensionales → todas las demás, incluyendo aquellas relacionadas con
el tiempo u otros factores que no dependen directamente de una magnitud
espacial.
Conviene
aclarar que, aunque desde la física einsteniana el tiempo es considerado otra
dimensión, en el ámbito de las ciencias de las remodelaciones resulta más
práctico tratarlo como adimensional.
Criterios de
análisis
Aunque todas
las partidas dimensionales, en teoría, ocupan un volumen, en la práctica muchas
veces es más útil analizarlas en dimensiones de menor orden, como área o
longitud. Esto depende de cómo los insumos y la mano de obra se relacionan con
la magnitud del trabajo.
Ejemplo 1:
instalación de zócalos
Podría
calcularse como volumen (longitud × altura × espesor del material), pero este
dato carece de valor práctico. La cantidad de piezas necesarias y el costo de
mano de obra se determinan por la longitud a instalar, no por el volumen
ocupado. Por lo tanto, la unidad más conveniente es el metro lineal.
Ejemplo 2:
relleno de piso con hormigón pobre
Aquí sí
conviene el volumen (m³), porque tanto materiales (cemento, arena, grava, agua)
como mano de obra se incrementan proporcionalmente a largo, ancho y espesor.
Ejemplo 3:
acabado superficial (piso pulido)
Este caso no
puede analizarse por volumen, ya que el costo del pulido se calcula por área
(m²), independientemente del espesor del piso. La solución puede ser:
Dividir en dos
partidas (relleno por volumen y pulido por área).
O bien,
analizar todo por área, generando un análisis nuevo cada vez que cambie el
espesor.
Regla general
Podemos
establecer que los análisis de partidas dimensionales deben realizarse
utilizando la dimensión de orden mayor que sea coherente con los insumos
involucrados. Así se logra que el análisis sea más general y pueda reutilizarse
en distintos proyectos sin rehacer cálculos innecesarios. No obstante, siempre
debe primar el criterio práctico: si un abordaje general genera más problemas
que soluciones, conviene optar por un análisis más específico.
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